jueves, 7 de agosto de 2014

Tú la dejaste partir



¿Cómo se puede echar a alguien tanto de menos? ¿Como se puede perder a alguien y mantener la compostura? A veces la vida nos hace darnos cuenta de lo importante que son ciertas cosas sin que estas sean materiales o tangibles. Del dolor que se puede llegar a padecer sin tener un solo rasguño físico, probablemente se trate de la única religión existente en el mundo, la única que puede hacer mover mar y tierra, llegar a sitios cuando era imposible, obrar milagros que hasta entonces nunca se había producido.

Ese vacío que se queda, ese sin sentido que queda cuando se rompe, esa sensación de haberte quedado en el limbo, ese desosiego por encontrar una explicación.  Es dolor, son lagrimas, son un cuerpo destemplado con mariposas muertas en el estomago. Es rabia, es ira, es el momento de darse cuenta de lo importante que era y que fue esa persona que decidió partir.

Más allá del dolor que te pudiera causar esa persona, sabes que te dejo alguien muy importante y es ahí donde radica el dolor, tu enfado no es contra esa persona sino contra ti mismo porque sabes que has perdido algo que querías, que te importaba y que no has sabido mantener.



¿Ahora qué? Te preguntaras. Tú sabrás que puedes hacer, continuar o lamentarte.
 

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