Sangre, sudor y lágrimas. Un año y algunos meses después, a
miles de kilómetros de donde se forjó al fin ve la luz. Nació en un cuarto de
madera, con no mucha luz y con menos tiempo. Sin dedicación absoluta, pero con
un solo fin. Fue en Granada, fue en verano y con mucho calor.
No es más que una historia, una historia muy posible, aunque
también podría ser un sueño, un amor idealizado, un cuento de Disney, sin
dibujos, escrito en piel, sin beso, sin manzana, sin rueca, sin lámpara. Puede
ser una vida imaginada que a veces suena muy cerca. Ese momento en el que
tienes los ojos abiertos pero no estas viendo lo que hay frente a ti, porque no
hay nada, sonríes porque tu cerebro está proyectando uno de tus vídeos, de tus
momentos imaginados, soñados.
Quizá sea una crítica, un reproche de lo que llegan a
suponer decisiones globales. Esos dictámenes que se toman en grandes edificios
y no tienen en cuenta como influyen estos en una familia mundana, en su día a
día, en sus sensaciones, en sus sentimientos y como estos desconocen como
llegaron a ellos. Solo es una vuelta por lo que nos toca de cerca en busca de
su raíz. Al final acaba centrándose en una historia de amor, porque acabar
fijándose en decisiones políticas hubiera bastado con continuar leyendo la historia
de nunca acabar en cualquier periódico.
No es más que otra historia de estos tiempos que corren con
un guiño hacía todos lados, pero tu la puedes entender como quieras.
Aquí os dejo un link a mi primera novela corta.