lunes, 31 de diciembre de 2012

La vida es para los locos


Se acaba un año, probablemente no el mejor. Todo empezó mal con la crisis, malas medidas adoptadas, errores de dirección y encarecimiento de la vida en general. Existen soluciones, se saben, pero estas no son adoptadas por los líderes políticos y tampoco por personas con cierto peso dentro de la sociedad. ‘Se busca Mesías, camino y buenas intenciones’. Ese debería ser el eslogan o lema de toda huelga o manifestación sin que esta tenga nada que ver con alguna cuestión religiosa. Desde mi punto de vista se buscan locos, porque la ciudadanía en general y la clase política en particular, estima que la severidad y la rigidez debe ser la forma de vivir, y cualquier otra idea es vivir por encima de nuestras posibilidades. Nos engañan y todavía hay gente que no se lo cree. La palabra de moda es ‘austeridad’, y lo dicen personas que tienen de sueldo más de 3.000 euros al mes y se lo pagan sus ciudadanos. Que bueno dar consejos y no predicar con el ejemplo.

Se acaba el año, probablemente no el mejor. Pero si el que más nos ha enseñado aunque apenas nos dejará tiempo para pensar. Ni para pensar, ni para escribir por lo menos en mí caso (sobre lo que yo quiero). Los ciudadanos deben poner en entredicho todo lo que se les dice, ya sea un político como un medio de comunicación. La población necesita pensar de un modo diferente y comenzar a cuestionárselo todo, ¿y si toda la información o todo lo que creemos saber, es mentira? Es mejor ser un ciudadano crítico que un discípulo ciego, ya lo decía el psicólogo estadounidense Carls Rogers. Debemos cuestionar todo en esta vida, por que la vida es para los locos y fueron aquellas personas que comenzaron a pensar de una forma diferente las que nos sacaron del atolladero en su momento. Galileo Galilei, Leonardo Da Vinci, Albert Einstein, Martin Luther King, Mahatma Gandhi….

Debemos valorar más lo que pensamos y sentimos que el que dirán. Esto no significa cambiar de ropa y formar parte de alguna tribu urbana como alguno cree, solo hay que pensar por uno mismo. No importa que te miren mal por señalar aquello que se cree por sabido. Hay cosas que no cuadran, ni han cuadrado nunca y es hora de que hagamos preguntas. Volvámonos locos.

Aquí dejo el mensaje de un visionario, Steve Jobs (1955-2011), quien creó el comercial “Think Different – Here is to the crazy ones” (Piensa diferente - Esto es para los locos), en el año 1997 para Apple Inc.

La vida es para los locos.
Porque la vida es para los locos, los rebeldes, los inadaptados, los agitadores, los que ven las cosas de manera diferente. Sin reglas, sin ningún respeto por lo establecido, podrás estar de acuerdo o desacuerdo con ellos, glorificarlos o denigrarlos. Pero lo único que no puedes hacer es ignorarlos, porque ellos cambian las cosas e impulsan la humanidad. Y mientras algunos los ven como locos, otros los ven como genios. Pero solo las personas que están tan locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo hacen”.

Y yo espero cambiarlo algún día.

domingo, 21 de octubre de 2012

La Nueva Instrucción Militar


Gimnasio, maquillaje, ropa, cortes de pelos, operaciones estéticas y algunos arreglos más. Todo por estar a la orden del día y llegar a los cánones que marcan la TV y otros medios de comunicación mediante los estereotipos que implantan en su publicidad, programas y series.

Los jóvenes imitan todo lo que ven y aunque haya desaparecido la instrucción militar obligatoria hay una nueva instrucción, esta no es para aprender a utilizar un arma, ni para formar a una población ante una posible guerra.
Esta nueva instrucción trata de destruir la personalidad innata de los ciudadanos y el carácter de las generaciones más jóvenes, por ello se encarga constantemente de señalar que esta o no a la moda. Pobre de ti si no lo estas, serás señalado con el dedo y con ello te invadirá una profunda frustración si no tienes una personalidad a prueba de bombas.

Son malos tiempos para acatar los dictamines de las grandes empresas textiles y para ser señalado por pequeños individuos que aun no saben lo cruel que son hasta que no alcanzan un nivel mental adulto. Muchos les preguntaran a sus padres porque no les compran ciertos atuendos y accesorios, a lo que estos responden que no les alcanza el sueldo. La frustración del individuo va en aumento cuando comprueba que no puede conseguir lo que quiere e ira a peor asociando este hecho a que no es feliz, culpando a sus padres de su infelicidad.

Todo esto se torna en un círculo vicioso, donde comienzan discusiones absurdas, lagrimas sin razón y donde los padres intentan por todos los medios agradar a su hijo por muchas pegas que le pongan, ya que para ellos sus hijos lo son todo y acaban accediendo a su petición, aunque ello suponga prescindir de algún alimento.

Por ultimo, se entiende que una vez conseguido el artículo ya sea un bonito vestido o un par de melones de la talla 110, se acaba el martirio de discusiones, berrinches y salidas de tono, pero nada más allá de la realidad, esto solo acaba de comenzar. El vestido necesita un bonito colgante y unos zapatos a juego, y esas preciosas y sabrosas peritas un sostén que aguante esa presión sino la felicidad será incompleta. Esta nueva instrucción militar no necesita solo que compres el uniforme sino todos sus complementos. Incluidas las estrellas que tendrás que bordar en su parte izquierda las cuales irán grabadas a fuego en el corazón y la cartera de tus padres mediante largas jornadas laborales y discusiones absurdas al llegar a casa. 

Tras todo esto llego a una conclusión y más que una conclusión es una pregunta. ¿Realmente necesitamos para nuestra felicidad todos lo que nos venden o son las grandes marcas quienes provocan que lo deseemos?

"Lo que hace falta es someter a las circunstancias, no someterse a ellas". Quinto Horacio Flaco

miércoles, 6 de junio de 2012

Elige una vida


Busca trabajo, busca un piso, busca unas prácticas, busca tu vida. Estoy igual que Ewan Mcgregor al principio de Trainspotting pero sin drogas. El tiempo se echa encima y nada parece claro un día, otro y otro. No tienes nada resuelto, ni siquiera sabes que harás en el verano que es lo más próximo que tienes. Mientras, te tienes que decidir sobre que vida llevar. Esa vida donde no tienes nada y nada que perder, o donde no tienes nada, pero no quieres perder lo poco que tienes. Es la única razón que separa a las personas del objetivo de alcanzar lo que pensamos que puede llegar a ser la gloria, el pensar que tenemos algo o que más bien no tenemos nada.

Pero, ¿en que momento decidimos si lo que llevamos transcurrido tiene algún valor? Porque a decir verdad, hoy es el mañana acerca del cual nos preocupábamos ayer tal y como afirmaba el empresario y escritor Dale Carnegie. ¿Realmente podemos pensar que tenemos algo? ¿Qué supone tener algo? ¿El dinero? No compra la felicidad. ¿Una carrera? ¿Para que? ¿Ropa? Solo si hace falta ponérsela.

Tener algo, por decirlo de alguna manera, no es tener dinero, no es tener ropa no es tener joyas, no es tener viviendas. Es tener una vida en la que te sientas a gusto con lo que haces, con la personas que has elegido que compartan contigo tu existencia, las experiencias.

Pasan días, semanas, meses, años… y seguimos intentando contestar a las mismas preguntas ¿Qué quieres estudiar? ¿Qué quieres ser de mayor? ¿Dónde quieres trabajar? ¿Dónde te gustaría estar? Pero muy pocas veces la pregunta es ¿qué te gustaría hacer?

Y si me apetece coger mi vida y estrellarla, largarme lejos, destruirla de tal modo que lo emocionante de toda ella será reconstruirla, tener una larga lista como Jason Lee en la serie “Me llamo Earl” de cosas que arrase y me gustaría subsanar antes de palmarla. No dicen que se aprende de los errores, bueno pues en este caso nunca dicen que tamaño tienen los traspiés. Tiempo habrá de pedir perdón.

Seamos sinceros, para obtener el éxito tal y como aseveró en su día el filósofo y escritor James Allen solo hay que hacerse cuatro preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? Y ¿por qué no ahora?

Seamos aun más sinceros no tenemos nada. Arriésgate.

martes, 15 de mayo de 2012

Ideas que van y vienen


Va a hacer cerca de 24h que llevo despierto, tantas horas que soy un zombi, donde la razón y la lógica están tan lejos de mí, como Marco de su madre. He perdido el control del sueño y la conciencia de porque aun sigo despierto, pensando que muchas veces se llama sueño cuando solo se trata de dormir.
 No se que trato de conseguir manteniéndome despierto, como si al cerrar los ojos olvidase todo lo que trato de recordar y estar despierto es el único modo de que no se escape de mi mente.

¿Que tengo dentro que me asusta perder? No lo se, pero quiero llegar a plasmarlo sin que eso me suponga un esfuerzo, el drama de no acabar escribiendo nada y dejar mis ideas en un universo paralelo donde a veces vuelven, pero otras, me tortura no volver a saber de ellas. Eso, me hace vivir en un constante estado de insatisfacción y de un modo incompleto, supone una gran parada que me priva de avanzar hacia el objetivo de contar las cosas y el mundo que me rodea de la manera que lo ve mi mente, donde nada se acaba y todo tiene solución.

Pero a veces me da la sensación de que el tiempo se acaba, y no me dará tiempo a responder a esa pregunta que se produce desde el primer momento en que vienes al mundo: “¿Y tu, porque estas aquí?”

viernes, 30 de marzo de 2012

Nuestra única obligación (Reflexión del 29-M)

Me siento aturdido con el cuento de nunca acabar, de lo que es ver en una huelga lo mismo que es en este país trabajar. Trabaja uno y miran tres, se manifiestan unos pocos y derechos laborales para todo el mundo. Ahora entiendo cuando mi madre me decía recriminándome, que yo para mí, solo tenía derechos y ninguna obligación.
Creemos que solo tenemos derechos, pero ni sabemos como los conseguimos, ni sabemos como llegaron a nosotros, pensamos que son algo innato, olvidándonos por completo que un día existieron los esclavos. (Y siguen existiendo).

Hoy día debemos saber, que para mantener esos derechos que nos pertenecen, tenemos una obligación, si señores, porque para tener derechos también hay que tener obligaciones. Y nuestra obligación es defender esos derechos, esos derechos que nos diferencian de las maquinas.

No podemos vivir con miedo y mucho menos con el pesimismo de que ninguna acción del destino va hacer que cambien las tornas. La gente que vive con miedo piensa más en no cometer errores. No comete ningún error, aunque tampoco hace nada más, su vida esta en blanco. No contribuye en nada a la existencia. Viene, existe, o más bien vegeta, y luego muere. NO somos maquinas, NO somos robot, somos personas, somos seres humanos, somos hermanos, hermanas, padres, madres, tíos, tías, abuelas y abuelos, y tenemos la obligación de luchar por nuestros derechos. Nuestra única obligación para poder vivir en lugar de subsistir.

No podemos quedarnos quietos viendo nuestra vida pasar.Luchemos por nuestros derechos, sin miedo. Para poder vivir. Solo quiero vivir mi vida no la vida que alguien diseño para mí.

viernes, 10 de febrero de 2012

24

Hace 24 días que cumplí 24 años. 24 son los años que llevo sin contar los 9 meses que estuve dentro de mi madre donde ya era criatura. 24 horas tiene el día y a veces no se ni en que agotarlas, 24 horas donde no paro de hacer cosas y no paro de hacer nada. A los 24 años me he comenzado a plantear si estoy donde quería estar a esta edad y me he dado cuenta que no tenia planes para esta etapa.

A los 24 tenía la certeza de que iba a tener la mitad de la vida resuelta y me podría dedicar a ser un aventurero, y a los 24 me he dado cuenta que no tengo nada decidido, que el lugar donde vivo y la vida que llevo me ha hecho cambiar de parecer y lo que antes siendo más joven tenia muy claro, ahora no tiene tanta claridad.

Me voy transformando en ese tipo de personas que van dejando todo para mañana y confían en que el tiempo todo lo arreglara en lugar de convertirme en esa persona excéntrica y loca que veo todos los días al mirarme al espejo. 24 años he tardado en darme cuenta que quizás no sea ese tipo de personas que cambian el mundo como fueran Martin Luther King, Albert Einstein, Mahatma Ghandi y una gran lista de hombres que dieron una razón a su vida y aportaron algo a la sabiduría universal.


Pero también me he dado cuenta que 24 años después aun no se ha borrado esa idea de mi cabeza, esa idea de que no quiero ser un peón en esta partida de ajedrez que se llama vida, esa razón por la que no seré alguien que pase por la vida con más pena que gloria. Porque aunque lo fácil sea ser uno más y la sociedad así lo quiera, no tengo intención de ser una oveja más.

Porque a día de hoy con más días de gloria que de pena, en ningún momento he dejado de crecer y aprender. Porque jamás se me olvidara lo que le dije a mi padre cuando tenía 13 años:

“Papa, no tengo intención de morirme sin que mi nombre aparezca en la calle de algún pueblo”.

En el campo, mientras cavaba y quitaba las hierbas al tabaco en un pedregal con durezas en las manos, me daba tiempo a pensar mil cosas, más aun con la imaginación de un preadolescente y la dichosa pregunta que te hacen los adultos desde que tienes uso de razón, --Hijo ¿Qué quieres ser de mayor?--. Aquella tarde decidí que no quería pasar desapercibido por la vida. Que cualquier persona desconocida me recordase, aunque solo fuese porque viviese en una calle con mi nombre, ya sería un gran premio para mí y un orgullo para mi familia.

Hoy recuerdo aquellas grandes conversaciones a media tarde cuando estaba cayendo el sol. Con 24 primaveras he llegado a la conclusión de que no existimos hasta que no tenemos un nombre, nuestra identidad, que por ilusoria que sea, se forma en torno a un nombre y el verdadero argumento de muchas vidas, el “leif motiv” de muchos hombres y este no es otro que hacerse un nombre en la historia.

Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad”

lunes, 16 de enero de 2012

La religión del Consumismo

En estas fechas tan señaladas, como diría el rey en su típico discurso de Nochebuena de todos los años, nos encontramos a don Juan Carlos I de Borbón lleno de orgullo y satisfacción, leyendo una retahíla de recuerdos hacia los más necesitados, los que sufren la lacra del paro y de la crisis. Y aun así felicitándonos.

Si nos olvidamos de los tópicos lo que realmente vemos en la navidad es consumo y contradicciones: nos hablan de crisis y nos invitan a consumir. Muchas familias se pasan el año rodeándose de desencuentros y en esas fechas se invitan al reencuentro. Y en más de una ocasión estos encuentros acaban siendo una distancia aun más pronunciada dentro de sus seres más queridos.

Por otro lado, estos días marcados en el calendario, como son Nochebuena, Nochevieja y Reyes hay una constante y esta no es otra que el gasto en tópicos navideños.

Marisco, lentejas, uvas, turrones, mazapanes, polvorones, ropa interior de color rojo, gorros puntiagudos….etc. etc. Acompañados de todo tipo de personajes de estos momentos con los que incitarte a que compres apelando a la emotividad de los más pequeños de la casa como Papa Noel, Santa Claus, Los Reyes Magos, el Olentzero (El País Vasco), La bruja Befana (Italia), o San Nicolás (Holanda).

Por ultimo, la fecha final marcada en esta época invernal es el día de Reyes. Ese día donde los más pequeños tienen los nervios a flor de piel, por ver que le han dejado los Reyes Magos por su gran comportamiento durante todo el año. Y nos esmeramos en que nuestros seres queridos reciban un detalle muy especial. Está claro que si regalas es porque puedes y quieres, pero muchas veces cuesta encontrar el regalo perfecto para no romper esa fantasía e ilusión de tus seres más cercanos.

Finalmente, tras todos estos típicos tópicos no hay otra que la Navidad, esos días que dejan de existir en el momento en que dejan de trasmitirse los valores de amor y paz, los encuentros sinceros y alegres, y principalmente el hecho de que no habría que esperar a Navidad para que se desarrollasen todos estos acontecimientos. Ya que todos los días deberían ser Navidad.