Se hacía grande a cada paso, el vuelo estaba
cerca, sus ansias por cumplir años se recogían en la proximidad de su mayoría
de edad. La independencia era su meta y a lomos de su moto se traducía en
rebeldía, pero un quitamiedos se lo llevó todo.
Ahora todos los miedos eran suyos. La
impaciencia ganó la partida y la impotencia se adueñó de su vida. Fijó el
calendario de su familia. Ya no habría salida. El portal de su casa se
convirtió en el principal escollo de su lapso, aquel maldito escalón no
volvería a verle cruzar la puerta a hurtadillas, nunca dejaría de ser, un
triste recuerdo de un 25 de diciembre.
Microrrelatos