Busca trabajo, busca un piso, busca unas prácticas, busca tu
vida. Estoy igual que Ewan Mcgregor al principio de Trainspotting pero sin
drogas. El tiempo se echa encima y nada parece claro un día, otro y otro. No
tienes nada resuelto, ni siquiera sabes que harás en el verano que es lo más
próximo que tienes. Mientras, te tienes que decidir sobre que vida llevar. Esa
vida donde no tienes nada y nada que perder, o donde no tienes nada, pero no
quieres perder lo poco que tienes. Es la única razón que separa a las personas
del objetivo de alcanzar lo que pensamos que puede llegar a ser la gloria, el
pensar que tenemos algo o que más bien no tenemos nada.
Pero, ¿en que momento decidimos si lo que llevamos
transcurrido tiene algún valor? Porque a decir verdad, hoy es el mañana acerca
del cual nos preocupábamos ayer tal y como afirmaba el empresario y escritor
Dale Carnegie. ¿Realmente podemos pensar que tenemos algo? ¿Qué supone tener
algo? ¿El dinero? No compra la felicidad. ¿Una carrera? ¿Para que? ¿Ropa? Solo
si hace falta ponérsela.
Tener algo, por decirlo de alguna manera, no es tener
dinero, no es tener ropa no es tener joyas, no es tener viviendas. Es tener una
vida en la que te sientas a gusto con lo que haces, con la personas que has elegido
que compartan contigo tu existencia, las experiencias.
Pasan días, semanas, meses, años… y seguimos intentando
contestar a las mismas preguntas ¿Qué quieres estudiar? ¿Qué quieres ser de
mayor? ¿Dónde quieres trabajar? ¿Dónde te gustaría estar? Pero muy pocas veces
la pregunta es ¿qué te gustaría hacer?
Y si me apetece coger mi vida y estrellarla, largarme lejos,
destruirla de tal modo que lo emocionante de toda ella será reconstruirla,
tener una larga lista como Jason Lee en la serie “Me llamo Earl” de cosas que
arrase y me gustaría subsanar antes de palmarla. No dicen que se aprende de los
errores, bueno pues en este caso nunca dicen que tamaño tienen los traspiés.
Tiempo habrá de pedir perdón.
Seamos sinceros, para obtener el éxito tal y como aseveró en
su día el filósofo y escritor James Allen solo hay que hacerse cuatro
preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? Y ¿por qué no ahora?
escribes muy bien enano :)
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