En estas fechas tan señaladas, como diría el rey en su típico discurso de Nochebuena de todos los años, nos encontramos a don Juan Carlos I de Borbón lleno de orgullo y satisfacción, leyendo una retahíla de recuerdos hacia los más necesitados, los que sufren la lacra del paro y de la crisis. Y aun así felicitándonos.
Si nos olvidamos de los tópicos lo que realmente vemos en la navidad es consumo y contradicciones: nos hablan de crisis y nos invitan a consumir. Muchas familias se pasan el año rodeándose de desencuentros y en esas fechas se invitan al reencuentro. Y en más de una ocasión estos encuentros acaban siendo una distancia aun más pronunciada dentro de sus seres más queridos.
Por otro lado, estos días marcados en el calendario, como son Nochebuena, Nochevieja y Reyes hay una constante y esta no es otra que el gasto en tópicos navideños.
Marisco, lentejas, uvas, turrones, mazapanes, polvorones, ropa interior de color rojo, gorros puntiagudos….etc. etc. Acompañados de todo tipo de personajes de estos momentos con los que incitarte a que compres apelando a la emotividad de los más pequeños de la casa como Papa Noel, Santa Claus, Los Reyes Magos, el Olentzero (El País Vasco), La bruja Befana (Italia), o San Nicolás (Holanda).
Por ultimo, la fecha final marcada en esta época invernal es el día de Reyes. Ese día donde los más pequeños tienen los nervios a flor de piel, por ver que le han dejado los Reyes Magos por su gran comportamiento durante todo el año. Y nos esmeramos en que nuestros seres queridos reciban un detalle muy especial. Está claro que si regalas es porque puedes y quieres, pero muchas veces cuesta encontrar el regalo perfecto para no romper esa fantasía e ilusión de tus seres más cercanos.
Finalmente, tras todos estos típicos tópicos no hay otra que
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