Pocos están donde deben y los que están no sabe valorar
donde se encuentran. Las ideas se encuentran muy lejos de los problemas, y a
los problemas se les busca soluciones complejas. Todo se cree más complicado de
lo que realmente es.
Las oportunidades existen y existirán, solo que algunos las
verán antes y otros las aprovecharan menos. La vida es muy fácil, pero las
personas cada vez menos sinceras. Todo esto está convirtiendo al mundo en una
bola de fuego. Todo está caliente, la mínima fricción desencadena debates sin
sentido y miedos inexistentes. No paramos de provocarnos, retarnos y
desmenuzarnos, nada parara hasta que alguien diga: ‘Basta’.
No existe otra opción que no sea la que marca la corriente,
pensar diferente y decirlo resulta ser un enemigo, pensar diferente y estar en
silencio es ir en contra de tus principios como ser humano. Sea como fuere,
ninguna opción es válida si nadie comparte tu razonamiento.
El mundo existe y es sostenible sin violencia, la
convivencia de las religiones es posible porque más allá del alma ‘mater’ de
sus escrituras en ellas aparecen valores, valías positivas para todos los seres
humanos. Da igual el libro que sea. No hay fanatismo en ninguno que suponga la
eliminación de los otros.
Fuera de ellos solo existe la mala interpretación del que no
ha sabido leérselo entero, como la mala receta de un médico que no ha sabido
actualizar su vademécum.
Quien ve peligro en cualquier religión es que no ha sabido
entender sus valores, y quien cree que sin religión no se pueden tener valores
es que no sabe que la vida por si misma pone los mismos problemas a todos. El
resto son intereses de quien quiere ver problemas donde no los hay, porque sin
problemas se queda sin negocio.
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